La verdad es que hoy escuchábamos con cierto asombro por la radio, la cancelación de vuelos internacionales en los aeropuertos del Estado español, por la huelga general que se volverá a repetir en Francia mañana 23 de septiembre.
La noticia se daba con un tratamiento informativo claramente secundario, que nos dejaba algo perplejos. Tuvimos conocimiento de la convocatoria de una segunda huelga general en Francia en apenas 15 días, en el trayecto que nos llevaba a Madrid el 9 de septiembre. En una parada en Arcos de Jalón a las seis de la madrugada, un teletexto anunciaba la nueva huelga en Francia. La noticia que nos llamó poderosamente la atención, no pareció, si embargo, importar a nadie de los que iban en el autocar. En las dos semanas que han pasado desde entonces no ha habido ninguna información -no decimos ya de la prensa generalista, descaradamente proempresarial- sino de lo propios medios sindicales, ni en los numerosos mítines que hemos asistido desde entonces.
Desde nuestra sección sindical creemos que este vivir de espaldas a las luchas sociales de los países vecinos es un gran error. Es un error no tratar de buscar sinergias y refundir luchas en nuevas movilizaciones que den una nueva dimensión al conflicto entre el capital y el trabajo. Si se está luchando prácticamente por los mismo objetivos -el desmantelamiento de la protección social de la jubilación- ¿no se le puede dar una dimensión internacional en lugar de protestar cada uno por su lado, sin implicarse lo más mínimo en las realidades vecinas? ¿No se podía haber hecho un esfuerzo para que confluyeran las huelgas generales de Francia y del Estado español?.
Seguro que estamos lejos de estos planteamientos. Pero el trabajo sindical debe tender a convertir las jornadas de lucha europeas de meros escaparates para la galería a un verdadero movimiento sindical europeo, y de pasar de los bonitos discursos de los burócratas de la CES a la acción en la defensa del modelo social europeo. Seguro que es complicado cuadrar los intereses sindicales de los países miebros, pero no es nada sano, que luchas por los mismos motivos en dos países vecinos se libren sin que se sepa nada la una de la otra.
En todo caso la enseñanza de la movilización francesa nos deja una imagen clara: parece que no es suficiente con una huelga. Abrá que tenerlo muy en cuenta para el 30 de septiembre. Por que otra cosa sí que tenemos que tener clara, si los franceses pueden con el gobierno de derechas de Sarkosy, nosostros también podremos con el gobierno de derechas de Zapatero.
Por supuestos no podemos acabar este post sin acordarnos de todos los/as compañeros/as de las cuencas mineras, las asturianas, las leonesas, las palentinas y las de Teruel que están en plena lucha por el cobro de sus salarios y la supervivencia de las minas. Encierros en los pozos, en las industrias, en el ministerio, caminadas, cortes de carreteras, huelgas, todo lo que hagan los/as mineros merece nuestro apoyo y reconocimiento, como esos cien años del SOMA que sigue tan fuerte y tan firme como en 1910.
"Ésta es una reflexión guiada por la autoexigenica. no da pausa, arremete. Es una búsqueda cuya meta es un comienzo. Un caminar donde resuenen los pasos de la conciencia. Por eso, nos caracteriza como seres humanos un constante estar yendo que no siempre alegra, pero obliga" Hugo Zemelman. El Ángel de la Historia.
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Efectivamente compañeros, no estamos en condiciones de dar la espalda a otras movilizaciones sociales, y más cuando estas se producen con una misma intencionalidad, reivindicativa, y de protesta obrera.
ResponderEliminarEs el momento sindicalmente hablando de darnos la mano con total entrega hacia una internacionalidad creativa y de mente abierta. El sindicalismo debe ser una vía directa al diálogo entre los pueblos y sus trabajadores.
El sindicalismo tiene la obligación de replantearse su alma y mirar hacia el libertario Idealista.
Debemos empezar a hacer sindicalismo puro y duro, los tiempos lo requieren, de otra forma el sindicato será solo un objeto manipulable…
Compañeros Lucha Obrera.
Saludos de J.M. Ojeda.