domingo, 3 de enero de 2010

Disparen sobre los/as controladores/as


Estamos asistiendo en estos días festivos a una ofensiva apenas disimulada contra un colectivo pequeño de trabajadores/as que han mantenido unas envidiables condiciones laborales y un insólito control sobre su proceso de trabajo.

Desde las posiciones sindicales que solemos defender, no congeniamos con planteamientos corporativistas, que no aportan coordenadas de progreso al conjunto de la clase trabajadora, pero tampoco desconocemos que los controladores desde el punto de vista del análisis socioeconómico representan un colectivo de asalariados/as que trabajan por cuenta ajena y en una posición subalterna en cuanto a la posesión y/o gestión de los medios de producción. Sin duda podríamos hablar de situaciones de monopsonio, pero también de esa confianza ciega en las herramientas colectivas de lucha en un mundo laboral dominado por las salidas individuales. Con todo, a nosotros no nos preocupa la discusión de si se trata de un segmento obrero privilegiado en medio de un panorama de convenios colectivos vergonzosos, nos preocupa el cierre de todo el universo mediático y social en contra de los pequeños colectivos de trabajadores dependientes que todavía son capaces de acotar la lógica de la acumulación capitalista y de apropiarse de pequeñas porciones adicionales del excedente socialmente creado. Una vez que el sindicalismo confederal fue derrotado como bloque hegemónico en la década de los noventas, asistimos ahora al asedio y derrota de todos los colectivos sindicales que han contravenido la lógica de la acumulación: hace dos años contra el SEPLA, el año pasado contra los sindicatos del transporte de autobuses de Barcelona y ahora contra los contraladores/as de AENA. Las declaraciones del ministro del Interior contra las resistencias soterradas de los/as controladores/as son tan beligerantes que no disimulan las intenciones de acabar de una vez por todas con el poder condicional que todavía atesora ese colectivo. Desde el gobierno se ha trazado el discurso argumental que defienden sin apenas matices, medios de derechas y de izquierdas: son unos insolidarios que ganan más y trabajan menos que nadie. Una argumentación tan ramplona y maniquea no ha merecido la contrarréplica de nadie, así como nadie recuerda que métodos de resistencia pasiva como las bajas concertadas, los bajos rendimientos acompasados y otros métodos imaginativos eran patrimonio del conjunto de la clase obrera, sobre todo durante la larga noche del franquismo cuando la más mínima protesta -no digamos ya el derecho a la huelga- no sólo significa el despido sino incluso la cárcel.
No ponemos en duda que los/as controladores/as del Estado español sean los que más cobren de la UE, pero ¿qué importan las retribuciones decentes -que sobrepasan el salario medio general-de un colectivo de poco más de dos mil trabajadores/as frente a los bonus, a las stocks options o esas fabulosas ganancias que se van a repartir los ejecutivos que están tramitando la absorción de Iberia por British? Sin duda, hemos visto más beligerancia en Rubalcaba contra los/as controladores/as que contra Díaz Ferrán y Pascual que llevan años alentando una estafa monumental.

Para nuestra desgracia, hay decenas de ejemplos de sindicatos corportivos incapaces de mostrar el más mínimo lazo de empatía y solidaridad con otros/as compañeros/as que no formen parte de su estrecha actividad profesional, pero al mismo tiempo son el ejemplo real de que ideas fuerza del sindicalismo de clase son mucho más que una utopía abandonada a mitad del camino. Cuando las décadas de concertación y de moderación salarial han permitido la pérdida de valor real de los salarios obreros sin llegar por ello a combatir la inflación, o cuando la jornada real no ha parado de aumentar en muchos sectores al tiempo que la reivindicación de la semana de 35 horas se caía de todas las plataformas, todavía hay colectivos que por su fuerte cohesión y visión de conjunto mantienen la indemnidad del salario y esa vieja aspiración eterna de trabajar lo menos posible para disfrutar de la plenitud de la vida. Es cierto que el control de los servicios esenciales para la sociedad es un extraordinario factor en provecho de los trabajadores, pero no debemos caer en el error de asumir el argumento típico de Intereconomía según el cual la sociedad cae secuestrada cada dos por tres por un grupo de asalariados egoistas dirigidos por tres liberados sindicales. La misma esencia del sindicalismo es la de hacerse valer en el seno de la sociedad presionando en muchas ocasiones con la pertubación de los elementos que hacen posible la vida en sociedad; una simple manifestación en el centro de Barcelona distorsiona notablemente la vida ciudadana, no digamos cuando algún colectivo con algún ERE encima corta las rondas. No creemos que haya mucha diferencia ni cuantitativa ni cualitativa entre el colectivo de controladores perjudicando el tráfico en función de su posición esencial o la de una huelga en la SEAT, paralizando las economías comarcales en función de su posición estratégica, de su enorme peso específico en la economía catalana. Tenemos que hilar muy fino en la crítica a los movimientos huelguistas de ciertos sectores esenciales y a ciertos agentes sociales aunque tengan un marcado carácter corporativo, sobre todo porque si asumimos sin matices el discurso del secuestro de la ciudadanía, nos encontraremos al final del camino con una ley de huelga, una ley que como tantas otras dejará vacia de contenido un derecho constitucional. También hay que tener una cierta amplitud de miras esa distinción artificial que se hace a menudo entre sindicalismo corporativo y de clase: es posible que el común de los trabajdores no comprenda -y mucho menos comparta- una huelga de los controladores, de los pilotos o de los conductores de autobús, pero la misma ciudadanía que ha interiorizado el comportamiento egoista de un puñado de trabajadores privilegiados, deja de entender, pongamos por caso, a un metalurgico del Vallès Oriental que corta la carretera en protesta por un ERE o un cierre.

De todos modos y para acabar, el sindicato de controladores/as, como el SEPLA tiene los días contados. El USCA no entra en los planes de futuro de AENA. El gestor público quiere trabajadores como los de Newco o Air Comet, derrotados, sin capacidad de organización, sin capacidad de articular una protesta aunque lleven meses sin cobrar. No quieren colectivos fuertes que si es necesario saltan a las pistas de aterrizaje para defender un proyecto de futuro, un proyecto de futuro que para la mayoría ya es pasado.

4 comentarios:

  1. Collons companys. Quant us poseu us poseu!.
    Tot i estant d'acord en certes parts del teu escrit [sobretot en el últim paràgraf, i quant parles de Rubalcaba]. Crec que en determinats cassos no és tot tant senzill, i més quant les reivindicacions poden ser absolutament corporativistes.

    Conec personalment el company de la UGT que va ser demandat per la fiscalia, per ocupar les pistes de AENA, i per tant estic totalment d'acord en la facilitat que en l'actualitat "l'estat" [des de una concepció d'hegemonia política i social dels grups dominants de la nostra societat], fa us dels medis necessaris per criminalitzar tot allò que trenca amb l'ordre preestablert, i ara els hi ha tocat als controladors i les seves reivindicacions. Tot i això, i sense conèixer totalment la seva problemàtica, som molts els col.lectius de treballadors que només és posicionen i actuen, davant de reivindicacions econòmiques [com és en la majoria de casos, que no en totes les ocasions son per aquests motiu directe] de tall corporatiu, però que son incapaços de solidaritzar-se amb cap més grup de treballadors.

    Aquests sindicats, solen intentar fer convenis de franja, ja que no els trauràs del seu espai de reivindicació, i no mouran un dit per ningú més que per els seus interessos concrets. [el sindicat de pilots, de metges, etc... son un exemple clarisim]. Aquests sindicats, no generen cap tipus de solidaritat, principi fonamental per no deixar i suportar les millores socials d'uns a costa dels col.lectius de treballadors més "febles" o amb menys capacitat de lluita [col.lectius que no controlen cap mitjà bàsic o estratègic per l'estructura productiva de l'empresa], i amb més precarietat i per tant facilitat de ser "amonestats" per les seves posicions "radicals".

    Que vull dir amb això?. Que els sindicats corporatius, per molt "marxistes" que semblin, solen debilitar més encara aquells que de per si sols tenen poques o cap possibilitat de tirar endavant amb èxit un procés reivindicatiu i de lluita, generant per tant encara més sub-grups de precarietat dintre de la classe treballadora.

    No seré jo qui defensi aquest model de sindicalisme en front a un sindicalisme de classe de masses. I ens agradi o no ens agradi, ara com ara els sindicats que tenen capacitat d'influença i de aglutinar sota ells a l'immens majoria de la classe treballadora [activa i militant] es la UGT i CCOO. Altre cosa, és que no treballem des de les bases d'aquests sindicats amb la intenció de generar el suficient debat, per mirar de conformar un sindicat més proper a principis de anàlisis marxista de la societat, i per tant amb formules i solucions també de tall de lluita de classes.

    Salut

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  2. Compañero Paco, desde una perspectiva sindical,desde la mia claro, creo que en tu artículo caben algunas matizaciones, sobre todo en las comparativas que mencionas y en las definiciones de este colectivo.
    Nos presentas a los controladores aéreos como "un colectivo pequeño". Es evidente que posiblemente el tráfico aéreo del Estado no necesite 70.000 controladores, por tanto lo de pequeño no ha de ser sinónimo de débil.
    Dentro de la definición de asalariados, sería conveniente diferenciar las tremendas desigualdades que este hecho manifiesta. Desde posiciones sindicales hemos de reivindicar el que estos salarios dejen de ser de estricta supervivencia. Que lleguemos a ser capaces de una justa redistribución de la riqueza social generada y que esta no quede en manos de los explotadores de siempre que se limitan a dejar caer, no sin antes golperle los codos, algunas migajas de subsistencia.
    Pero este no es el caso de este colectivo literalmente corporatista, que más adelante veremos lo que significa serlo, por si alguien todavia no lo sabe.
    El ministro José Blanco amenaza diciendo que "no le importaría publicar con nombres y apellidos cuanto cobra cada controlador aéreo" y deja caer que el salario medio de este colectivo es de 340.000 € anuales.
    Desconozco si esas cifras son ciertas, pero no creo que el ministro sea tan lerdo como para mentir en ese tema.
    No comparto el que haya un ataque mediatico y social contra pequeños colectivos de trabajadores dependientes que son capaces de apropiarse de pequeñas porciones del excedente social creado.
    Mira, tanto el SEPLA como el USCA, como tantas otras asociaciones corporatistas,son agrupaciones de intereses que pululan alrededor del sindicalismo intentando hacer ceer a algún incauto, que reivindican mejoras laborales al amparo del derecho sindical ha hacerlo, cuando su único fin consiste en una defensa celosa de sus privilegios, apandillados en el desprecio de todo lo ajeno e indiferentes a las miserias de los verdaderos colectivos de obreros. Solo les preocupan sus intereses particularistas y se pasan por el forro cualquier interés general. Dentro de estos mismos colectivos, no les une ningún lazo interior y mucho menos cualquier sombra de idea política. Se la trae al pairo cualquier reivindicación que emprendan trabajadores menos favorecidos que ellos. Estos grupos de asalariados, como tu los defines, están muchísimo más próximos a la burguesía que al proletariado. ¿Consideras que no están recibiendo a modo individual una parte sustanciosa de pluavalías?
    Estos no me valen de ejemplo en la lucha obrera.
    Compararlo con las reivindicaciones de los conductores de TMB, que por fin ven reconocido su derecho a dos días de descando semanal, a tener media hora de descanso durante la jornada laboral reconociendose como tiempo efectivo de trabajo, que se reduzca su jornada anual en ocho horas en 2010 y ocho en 2011 y que se les asegure el poder adquisitivo de sus salarios adecuandolos al IPC real más un 0,25%. Insisto, comparar esto con los corporatistas, creo que no cabe.
    Realmente no se cuales son sus reivindicaciones, se que hablan de que trabajan 600 horas más al año que sus colegas europeos, aunque reconocen que cobran más evidentemente. Dudo que su jornada anual sea como la tuya o la mia.
    Lo que si conozco son los motivos que llevan a cortar las rondas a algunos trabajadores a los que el capital les da la patada en el culo para seguir acumulando plusvalía y los condena a un futuro del todo incierto. Por eso no le veo similitud ninguna.
    Prefiero no comparar las transacciones comerciales que estos disfrazan de reivindicaciones sindicales con los verdaderos problemas de la clase obrera. Y como ejemplo y modelo a seguir, personalmente no me valen.
    Con esto no quiero decir que no reivindiquen. Es un derecho constitucional. Pero que no lo disfracen.

    Un abrazo Paco.

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  3. Hola compañeros, veo que se mantiene intacta vuestra capacidad de rebatir al contrario que nosotreos que apenas somos capaces de mantener la regla de oro en este tipo de foros que es la inmediatez en la respuesta y llegado el caso el cruce de argumentos. Sobre este artículo en principio no puedo discutir con vosotros, creo que hemos dejado muy claro que apostamos por un sindicalismo combativo,clasista y con vocación universal, pero lo que queríamos llamar la atención era precisamente el ataque por parte del estado a un colectivo númericamente pequeño -que no débil- con buenas condiciones de trabajo, mientras en el resto de ámbitos no sólo no ha cuestionado los inmensos privilegios de las élites dominantes sino que los está mejorando (supresión impuesto patrimonio, no tributación Sicav, aumento del IVA, Etc.). No deja de ser estraño que los ministros se rasguen las vestiduras por los altos salarios de los contraladores mientras no contemplan medidas de control para los sueldos de los altos ejecutivos. Blanco se ha cebado con los contraladores y ha sido inofensivo con Díaz Ferrán, hecho que a mí no deja de sorprenderme en un gobierno socialista.
    En el caso de los controladores se podría discutir si es un sindicato corporativo o no, de hecho ha participado en huelgas junto a otros sindicatos de clase (http://cgt-aena.blogspot.com/2009/03/los-controladores-aereos-se-suman-al.html) pero no creo que esto sea lo importante, lo que de verdad importa es que está en juego el nuevo modelo de gestión de AENA donde se tiene que iniciar el proceso de privatización y para ello el gobierno que quiere entregar al gestor público libre de cargas, es decir, sin colectivos -corporativos o no- que sean capaces de mermar la rentabilidad o poner coto a la libertad de organización de los futuros propietarios. En el sector aeronáutico ya se han librado otras batallas parecidas citadas en el post: el SEPLA de rodillas para British y el Hadling para entregarlo sumiso a ese estafador llamado Díaz Ferrán (Newco). Todo el proceso de privatización de AENA se puede seguir en el blog de la CGT de esa empresa (http://cgt-aena.blogspot.com/)
    No me extiendo porque en el resto estoy de acuerdo con vosotros, si acaso felicitar a los compañeros de TMB por ese buen convenio que han conseguido por esa 16 horas en dos años que es la buena senda para las 35 horas... Saludos para ambos y os recuerdo que hay un debate pendiente en Cornellà. Hasta pronto!

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  4. Jejeje, companys només és fer allò que tant costa en els centres de treball i el propi sindicat... debat crític [que no crítica destructiva]. Estem mancats i quant trobem espais per poder generar-ho no puc estar-me.

    Finalment crec que tots estem d'acord en les bases del teu article, i que la crítica i conclusions finals anirien cap al model de sindicalisme i de societat que vivim [i patim]. Els sindicats actuals, tenen totalment assimilat el sistema de capital, i en principi i encara que mantinguin la "retorica" i en ocasions les "formes" dels principis revolucionaris que varen conformar i estructurar els sindicats a principis del segle XIX, no és normal trobar-los "en esos menesteres". De tota manera els sindicats son un reflex de les seves bases, i gran part dels treballadors i treballadores hem asumit en diferent grau el sistema actual, com l'únic i millor sistema a tenir, "enlluernats per els rics" com molt bé deia Sacristan en un dels seus magnifics escrits en la revista Mientras Tanto.

    Això ha fet que en més d'un centre de treball, els treballadors conscienciats [que no hi han gaire], acabin per treballar al voltant d'un sindicat més petit que tingui clar els principis de lluita de classe que els fa despertar "passió" [nom que donava Gramsci a la motivació dels treballadors i treballadores, que feia que prenguessin una posició activa en la lluita organitzada i conscienciada com a grup social, en front als grups dominants]. Per desgràcia, això no farà canviar realment el mon del treball; per aconseguir aquests ideals [a nivell supra-empresa] és necessari la construcció d'un [o més d'un, però amb principis clars de treball unitari] sindicat de masses que puguin tenir influença real i possibilitats de organitzar a la classe treballadora.

    Salut companys!!

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