El gobierno de Zapatero tiene la odiosa costumbre de llenarnos de ilusiones para dejarnos caer después en el mayor de los desencantos y las frutaciones. Nos pasó con la Ley de la memoria histórica, con la que creíamos que se reconocería la legitimidad de la República, se anularían las sentencias judiciales y se sacaría a nuestra gente de las cunetas; pero ni recuerdo a la República, ni asunción del exterminio legal ni ayuda a las exhumaciones de fusilados en las cunetas; ni siquiera ha servido para sacar de las calles el recuerdo de asesinos y malnacidos con esa absurda salvedad del valor arquitectónico. Ahora nos encontramos en la misma situación de pasmo con el debate de la reforma fiscal.
Las declaraciones del ministro Blanco a mediados de agosto nos hicieron albergar esperanzas a muchos/as en el sentido de que por fin se iba a detener la contrarreforma fiscal, que no había hecho mas que desmantelar la progresividad del sistema impositivo desde su mismo momento de creación en 1977. Aumentar las rentas del capital, revisar el IRPF para las rendimientos mayores del trabajo...parecía como si por primera vez en 29 años los/as políticos/as socialistas se fueran a comportar como verdaderos socialistas, pero ha sido otro jarro de agua fria que nos ha devuelto a la realidad de un partido que sigue escorado a la derecha en materia económica.
Las declaraciones de Zapatero y otros portavoces socialistas durante esta semana no han podido ser más desalentadoras: se bajará el impuesto de sociedades, no se va a tocar las retenciones del IRPF, no se van a tocar las Sicav, se suprimirán las deducciones de los 400 € y se revisarán un poco las retenciones del capital. Sin duda son malas noticias que no van ayudar a sacarnos de la crisis. Una verdadera política socialdemócrata debería terner una doble función: dotar de mayores recursos al único agente que en el momento actual puede estimular la demanda y detener el deterio de las rentas del trabajo frente a las del capital en el PIB, es decir la transferencia de riqueza de las clases bajas a las altas. Sin embargo, el gobierno en su necesidad de obtener recursos adicionales para atajar el defícit opta por lo contrario, por salvaguardar la rentabilidad de las clases altas y hacer recaer todo el esfuerzo impositivo en las clases populares. Bajo este prisma debemos entender la supresión de la deducción de los 400 €, una medida que apenas si ha cumplido el año y que va a servir para que los trabajadores/as en activo paguemos el esfuerzo de atender a los/as parados/as sin prestación. Desde el ministerio de economía se decía ayer mismo que la deducción eran 30 euros en nómina y su supresión no la iba a notar nadie, un clarísimo ejemplo de la falta de empatía con las clases populares. Bajo el mismo prisma debemos entender también el carácter de excepcionalidad en la subida de impuestos que el gobierno se ha encargado de repetir hasta la saciedad. Para nuestra desgracia el gobierno actual no tiene un proyecto claro para superar la crisis. A veces parece que quiere gobernar para la gente que les vota y amaga con acercarse a IU/ICV y presentar buenos proyectos, pero la proximidad de Bruselas o Frankfourt siempre les echa para atrás. No se puede contentar a todos/as. El gobierno socialista debe superar la crisis económica recuperando el protagonismo del estado como agente catalizador y nivelador de las desigualdades sociales. Para que eso sea posible se necesita un esfuerzo inversor que genera defícit y que debe ir acompañado de una reforma fiscal que no sea fruto de la coyuntura sino de la necesidad de grabar la riqueza allá donde se cree. El mapa de la riqueza ha cambiado pero el estado sigue gravando como hace trienta años, tolerando el fraude y bajando impuestos, prefiere la deuda pública en lugar de confiscar una parte de la riqueza acaparada por las élites enriquecidas.
Dentro de unos días el presidente Zapatero irá a Rodiezmo y se enfundará el pañuelo rojo en frente de los mineros de Asturias y de León. Les hablará de los 420€ de los parados sin ingresos y de su oposición a la reforma laboral, no del miedo de tocar las rentas del capital para financiar del defícit, no de la desgana a mantener la inversión pública ni del aumento de la pobreza y la brecha que nos sigue separando en gasto social de los países avanzados de la UE. Como aquel personaje femenino de Tres sombreros de Copa de Mihura, los socialistas nos quieren a los trabajadores pero se casan con los empresarios.
Las declaraciones del ministro Blanco a mediados de agosto nos hicieron albergar esperanzas a muchos/as en el sentido de que por fin se iba a detener la contrarreforma fiscal, que no había hecho mas que desmantelar la progresividad del sistema impositivo desde su mismo momento de creación en 1977. Aumentar las rentas del capital, revisar el IRPF para las rendimientos mayores del trabajo...parecía como si por primera vez en 29 años los/as políticos/as socialistas se fueran a comportar como verdaderos socialistas, pero ha sido otro jarro de agua fria que nos ha devuelto a la realidad de un partido que sigue escorado a la derecha en materia económica.
Las declaraciones de Zapatero y otros portavoces socialistas durante esta semana no han podido ser más desalentadoras: se bajará el impuesto de sociedades, no se va a tocar las retenciones del IRPF, no se van a tocar las Sicav, se suprimirán las deducciones de los 400 € y se revisarán un poco las retenciones del capital. Sin duda son malas noticias que no van ayudar a sacarnos de la crisis. Una verdadera política socialdemócrata debería terner una doble función: dotar de mayores recursos al único agente que en el momento actual puede estimular la demanda y detener el deterio de las rentas del trabajo frente a las del capital en el PIB, es decir la transferencia de riqueza de las clases bajas a las altas. Sin embargo, el gobierno en su necesidad de obtener recursos adicionales para atajar el defícit opta por lo contrario, por salvaguardar la rentabilidad de las clases altas y hacer recaer todo el esfuerzo impositivo en las clases populares. Bajo este prisma debemos entender la supresión de la deducción de los 400 €, una medida que apenas si ha cumplido el año y que va a servir para que los trabajadores/as en activo paguemos el esfuerzo de atender a los/as parados/as sin prestación. Desde el ministerio de economía se decía ayer mismo que la deducción eran 30 euros en nómina y su supresión no la iba a notar nadie, un clarísimo ejemplo de la falta de empatía con las clases populares. Bajo el mismo prisma debemos entender también el carácter de excepcionalidad en la subida de impuestos que el gobierno se ha encargado de repetir hasta la saciedad. Para nuestra desgracia el gobierno actual no tiene un proyecto claro para superar la crisis. A veces parece que quiere gobernar para la gente que les vota y amaga con acercarse a IU/ICV y presentar buenos proyectos, pero la proximidad de Bruselas o Frankfourt siempre les echa para atrás. No se puede contentar a todos/as. El gobierno socialista debe superar la crisis económica recuperando el protagonismo del estado como agente catalizador y nivelador de las desigualdades sociales. Para que eso sea posible se necesita un esfuerzo inversor que genera defícit y que debe ir acompañado de una reforma fiscal que no sea fruto de la coyuntura sino de la necesidad de grabar la riqueza allá donde se cree. El mapa de la riqueza ha cambiado pero el estado sigue gravando como hace trienta años, tolerando el fraude y bajando impuestos, prefiere la deuda pública en lugar de confiscar una parte de la riqueza acaparada por las élites enriquecidas.
Dentro de unos días el presidente Zapatero irá a Rodiezmo y se enfundará el pañuelo rojo en frente de los mineros de Asturias y de León. Les hablará de los 420€ de los parados sin ingresos y de su oposición a la reforma laboral, no del miedo de tocar las rentas del capital para financiar del defícit, no de la desgana a mantener la inversión pública ni del aumento de la pobreza y la brecha que nos sigue separando en gasto social de los países avanzados de la UE. Como aquel personaje femenino de Tres sombreros de Copa de Mihura, los socialistas nos quieren a los trabajadores pero se casan con los empresarios.
En la foto de cabezera Alfonso Guerra, J., A., Fernádez Villa, lider del SOMA-FIA-UGT y Rodríguez Zapatero cerrando el acto de Rodiezmo del año pasado.
Hola companys.
ResponderEliminarHeu fet un article que vol fer una radiografia de les bases ideològiques del partit de govern que encara es fa dir socialista... i obrer!.
La realitat és que ja fa temps, que varen fer seus les línies de treball sortides del laboratori ideològic de la Tercera Via (socioliberalisme) Demos. Fent una conversió a l'espanyola com a Nova Via, que no deixa de ser el mateix -nova línia ideològica de la que el nostre President és el seu màxim defensor-.
En front a aquesta situació, ens trobem en un punt d'inflexió per mirar de canviar de paradigma social i econòmic, però amb un govern sense gaire intenció real a fer-ho; un govern que vol fer seus als sindicats per mirar de fer-se un rentat de cara davant de les seves bases d'esquerres, amb polítiques socials, però amb una visió clarament capitalista.
Finalment les receptes de la Nova Via, que no és altre cossa que liberalització econòmica, amb un contingut de suport social (beques i altres sistemes anti-pobresa) per afavorir "la igualtat d'oportunitats" i potenciar així les capacitats individuals, no aporten res de diferent a les de la dreta reaccionaria Espanyola, en termes econòmics -i per tant socials-. Res de polítiques franques de distribució de la riquesa; res de limitar el despropòsit empresarial especulatiu; res de mirar de implementar polítiques fiscals per mirar de convergir les rentes de capital i del treball; res de parlar de tot allò que s'aproximi al concepte de lluita de classes.
Aquest és el govern que tenim... i que la majoria de les bases obreres han votat.
Salut
Que tal Paco! Me alegra ver una entrada tuya y mas con este ánimo "polemicista". Es perfecta para eso. Así que vamos a ello.
ResponderEliminarLa conclusión que he podido extraer, tanto de tu exposición, como del comentario del compañero Maxi, es una crítica ácida hacia Zapatero, su política, su Gobierno y por extensión, no precisamente encubierta, al PSOE.
Pues nada, estupendo.
Ya en alguna ocasión he declarado abiertamente, que el socialismo parlamentario(en toda la amplitud que el socialismo se merece) no es precisamente "santo de mi devoción" por lo que no insistiré en ello. Pero hay algo a lo que no le prestamos la suficiente atención. Tanto el PSOE ahora, como el anterior partido político en el poder, como el que pueda llegar a estarlo en el futuro, no hacen otra cosa que asumir las funciones de Estado. ¿Que significa eso?. Amigo, ahí está el nudo gordiano.
Y si os parece lo debatimos.
Un abrazo.