jueves, 17 de noviembre de 2011

Votar al PP (o a CiU) es votar por el despido libre

A estas alturas de la película, todavía hay trabajadores/as que creen que el PP nos va a sacar de la crisis. Creen a pies juntillas, que en cuestión de meses, el empleo empezará a fluir como un maná y los bancos empezarán a conceder créditos a todo particular y empresario que los solicite. Que una persona adulta, en pleno uso de sus facultades mentales, crea algo así, se explica por el mismo mecanismo por el cual, los niños en vigilia de Reyes, esperan los juguetes y regalos: por la inocencia y la fe en la magia. En el caso de los adultos, se trata de una creencia mágica alentada por una curiosa fuente de pensamiento de total actualidad: las leyendas urbanas. La leyenda urbana que más alienta a los/as trabajadores/as y parados/as que van a votar al PP (o a CiU) es la de que, en cuanto lleguen a la Moncloa, los empresarios van a empezar a sacar esos miles de millones que tiene debajo del colchón para invertirlos en la economía productiva; y de aquí al pleno empleo, ya se sabe, sólo hay un paso.
Por degracia, la realidad es mucho más compleja. Un gobierno de la derecha españolista -con el apoyo implícito de la derecha de nuestro país- nos va a hundir más en la ruina, por un motivo fundamental: van a aplicar con mayor amplitud las mismas recetas económicas que nos han traído, desde años atrás, a este callejón sin salida.

Un hipotético gobierno de derechas aplicará un drástico recorte del gasto público que deprimirá aún más, una economía agotada y anémica. Cuando a un enfermo diagnosticado de anemia se le aplican sangrias como tratamiento curativo, se le condena a una muerte segura, lenta pero segura. De la misma manera una economía paralizada, sólo puede reactivarse a través de transfusiones de capital público y movilización de recursos acaparados ahora por las grandes empresas y fortunas. Así, al situar el defícit presupuestario como único fin, y el recorte del gasto público como único medio, la economía entrará en recesión con menos consumo y más paro. Ningún empresario va a contratar -por baratos y esclavos que salgan los trabajadores- sino tiene pedidos en su cartera.
Pero, por el camino, en esta búsqueda de soluciones económicas fracasadas, con el apoyo de otra leyenda urbana, “la confianza” que todo lo puede, se van a llevar por delante las pocas conquistas sociales vigentes de 30 años de democracia. Y la primera va a ser la acción protectora del derecho del trabajo. El PP ya ha dicho que lo primero que hará tras el 20-N será una nueva reforma laboral. Ninguna de las anteriores ha conseguido el objetivo propuesto: crear empleo fijo y estable, y ésta no va a ser menos, pero se llevará por delante las indemnizaciones por despido y la negociación colectiva, el sueño eterno de los empresarios: el dominio absoluto del trabajo, sin oposición  ni molestas disposiciones legales. El despido libre y gratuito. Reflexionemos, no se lo pongamos tan fácil a los empresarios y evitemos la ruina económica votando a la izquierda. Luego que nadie diga que no os habíamos avisado.
(EDITORIAL DE NUESTRA REVISTA, TIEMPOS MODERNOS, QUE ESPERAMOS COLGAR EN EL BLOG MAÑANA MISMO. )

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